"Bienaventurado eres, peregrino, cuando te faltan palabras para agradecer todo lo que te sorprende en cada recodo del camino".
Después de la "resaca" del día de ayer, en el que vivimos un día emocionante y distinto en Santiago de Compostela, nos poníamos a andar, de nuevo, muy temprano. Sensaciones raras porque se hace difícil volver a "arrancar" cuando uno de los objetivos de esta actividad ya se había cumplido. Pero esas sensaciones se iban diluyendo cuando abandonamos la plaza del Obradoiro (iluminada y sin gente también es preciosa) y el camino nos deleitaba con bonitos bosques por pequeños senderos que, para que todo fuera perfecto, no presentaban desniveles significativos. Además, el asfalto no aparecía por ningún lado... Así que, casi sin darnos cuenta, estábamos andando de nuevo como si no hubiéramos llegado todavía a Santiago. Será que el cuerpo ya se ha acostumbrado a todo, pero los 21 kilómetros de hoy se han hecho muy llevaderos por muchas razones: el paisaje, pocos desniveles, la mentalidad positiva de la gente que tiene algún problema en los pies y también de la fuerza de este grupo que, cuando quiere, es capaz de dar lo mejor de cada uno por el bien de todos.
Los doce primeros kilómetros los hicimos en menos de tres horas, aprovechando que el sol todavía nos dejaba andar a un buen ritmo. Así que aprovechamos para hacer un largo y merecido descanso en un bar antes de afrontar los últimos nueve kilómetros que nos traerían una desagradable sorpresa en forma de cuesta hacia arriba... Pero ya nada nos impedirá llegar a Finisterre y cumplir el segundo objetivo de esta actividad.
Hoy hemos metido algo más en nuestra mochila: las ganas de Miguel Ángel por llegar hasta el final del camino y, como no va a poder ser, pues nosotros llegaremos por ti. Gracias Daniel... otra vez. Ya no te volveremos a despertar tan pronto...
Plaza del Obeadoiro iluminada.
Comenzábamos la etapa dando la espalda a Santiago.
Seguimos conociendo "gente" muy agradable...
Descanso bien merecido en la mitad de la etapa.
Pueblos dignos de visitar...
...con unas bonitas construcciones.
Vamos chicos, que esto ya es pan comido. Ahora que contáis con la bendición y el manto protector del Apóstol, seguro que el camino os parece que va cuesta abajo. Allez les gars¡¡¡
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