jueves, 17 de julio de 2014

CEE - FARO DE FISTERRA.

"Bienaventurado eres, peregrino, porque has descubierto que el verdadero camino comienza cuando se acaba". 

Pocos kilómetros separan la localidad de Cee del faro de Fisterra. Este último día lo comenzamos igual que el primero: lloviendo. Entre el agua y el viento, no se caminaba nada bien. El cielo nublado nos acompañó durante toda la etapa, pero el viento nos abandonó en cuanto dejamos de ir cerca de las playas y nos adentramos en algunos bosques. Las vistas con el mar de fondo han sido espectaculares porque en algunos momentos parecía que el agua nos rodeaba por todas partes. Es por ello que hemos llegado al pueblo de Fisterra casi sin darnos cuenta después de algo más de tres horas de caminata. Una vez allí realizamos el descanso correspondiente para después afrontar la subida hasta el faro, un paseo de 40 minutos. 
La niebla y el mal tiempo no nos dejaron apreciar todo el encanto del lugar, pero sí pudimos hacer las fotos de rigor junto al mojón del kilómetro cero, la puerta del faro y otras zonas características del lugar. 
Ni que decir tiene que, a pesar de la niebla, no se puede evitar sentarse un rato para contemplar el horizonte, como si de un encanto se tratase. 
Pero todavía nos esperaba una grata sorpresa: nuestro conductor había venido pronto hasta aquí y se había acercado hasta el faro, por lo que nos ahorró la caminata de tres kilómetros y medio que separan al faro del pueblo de Fisterra. Y es que, a estas alturas, no tener que realizar una caminata de varios kilómetros se agradece de manera infinita. 
Después de comer en el pueblo, volvimos a montar en el autobús para poner rumbo a casa. Volvemos a nuestro entorno, a nuestra casa, a nuestras comodidades, a estar con quien queremos o con quienes nos hacen sentirnos bien. Pero después de realizar "el Camino" sabemos que, con nuestro esfuerzo, podemos llegar muy alto y conseguir casi todo lo que nos propongamos. Sobre todo si tienes 15 o 16 años.
Chavales, suerte a todos. Sobre todo a los de 4º, porque abandonáis definitivamente el colegio. Si dentro de unos años recordáis esta actividad al menos con una sonrisa y ponéis en práctica alguna vez lo que habéis aprendido o vivido, todo este esfuerzo habrá merecido la pena. 

Cenando al lado del albergue.

Última noche todos juntos. 

Volviendo al albergue después de disfrutar en la verbena de Corcubión, al lado de Cee. 

Dirección: el final de la tierra. El objetivo estaba muy cerca. 

Caras de sueño.

Siempre os gustaron los espejos. 

Saludando a los amigos. 

Ese coche estropea la foto. 

Bonitas playas pudimos ver en la última etapa. 

Rincones de Galicia. 

El final del camino de las estrellas. 

Los cruceros. 

Entrada al faro de Finisterre. En esos momentos acababa nuestra peregrinación. 

El faro visto desde otra perspectiva. 

Rodeados por el mar. 

La tradición dice que hay que hacer una hoguera para quemar las botas. 

Algunos no las quemaban, pero las dejaban allí. 

Mojón que señala el kilómetro cero. 

Crucero que hay al lado del Faro. 

Momento de reflexionar y sacar las fotos correspondientes. 

Laura, por ahí no se va al faro...

Totalmente cierto. 

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