De momento esta etapa nos ha servido para acostumbrarnos a madrugar, ya que a nadie le parecía muy pronto levantarse a las 7 de la mañana. Y es que los kilómetros a recorrer volvían a ser muy pocos, pero era importante hacerlos temprano y sin mucho calor. La etapa transcurría entre preciosas casas de granito y pizarra y pequeños bosques de eucaliptos, pero el ruido de los vehículos que transitaban por las carreteras cercanas hacían que el paseo no fuera completamente perfecto. Poco a poco íbamos avanzando hasta que, casi sin darnos cuenta, llegamos a nuestro destino: Pontedeume. Es un pequeño pueblo con playa y con un bonito casco histórico que hemos aprovechado para conocer después de la ducha de rigor y de dormir una pequeña siesta.
Mañana ya haremos una etapa un poco más larga y, según algunas guías, más "rompepiernas", ya que las subidas y bajadas típicas de esta verde región harán acto de presencia. Esperamos alejarnos un poco más tanto de las carreteras cercanas como de las poblaciones para poder disfrutar de todo el encanto y, sobre todo, del silencio de los bosques.
Hola muchachos ¿Qué tal os va todo) Espero que lo estéis pasando muy bien y no le deis mucho la paliza a Jose, José Vicente y a María. Un beso. Merce
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