miércoles, 16 de julio de 2014

A PICOTA - CEE

"Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo sin prisas para no descuidar la imagen de tu corazón". 

Esta mañana hemos salido a hacer la etapa con la ilusión de quien está a punto de conseguir un objetivo que, en nuestro caso, es llegar a Finisterre. Mucha gente pensará que no tiene sentido andar por andar, madrugar sin necesidad, pasar calor, sudar, tener en el cuerpo el polvo del camino, dormir literalmente en el suelo de algún pabellón, tener los pies doloridos o con diferentes molestias, ducharse con agua fría en algunos casos, estar cansado o con alguna molestia muscular, etc. Pero si ponemos en un lado de la balanza las cosas buenas y en el otro las malas, seguro que ganan las buenas. Todos los miembros de este grupo hemos convivido durante muchos días y nos ha servido para conocernos mejor, nos hemos ayudado en algunos momentos de la etapa, hemos aprendido que con el esfuerzo de puede conseguir (casi) todo lo que nos propongamos, etc. Pero la satisfacción de conseguir un objetivo determinado supera con creces todos los malos ratos. 
Volviendo a la etapa de hoy, comenzamos recorriendo un feo trayecto de carretera, unos 5-6 kilómetros, para llegar al pueblo de Olveiroa y despedirnos de los compañeros de la Guardia Real que nos han acompañado las últimas horas. Después de este pueblo recorrimos 4 kilómetros por una bonita senda antes de descansar para terminar en una larga pista que nos llevaría hasta Cee, un precioso pueblo donde pasaremos la última noche. Destacar las impresionantes vistas del río Xallas y del mar, justo antes de llegar a Cee. 
Conseguimos tener una etapa tranquila, la cual acabamos a una hora prudencial debido a que el perfil de la misma no ha sido demasiado exigente. Sólo se nos podía complicar si nos retrasábamos, ya que en las horas centrales del día ha hecho mucho calor. 

Palacio que vimos al comenzar la etapa, todavía son haber amanecido completamente. 

Comienzo del descenso de la cuesta que nos llevaría hasta Cee. 


Comiendo en el albergue.

En algunos casos las siestas no se perdonan. 

Un buen sitio para descansar. Teníamos que coger fuerzas para la larga cuesta que tendríamos que afrontar a continuación. 



Lugar donde el camino se separa: por un lado a Finisterre y por otro a Muxía. 

Con Alejandro, todo un campeón. 

Barcos engalanados para la procesión por el mar con motivo de la celebración de la Virgen del Carmen. 

Corcubión. 


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